Un laberinto sin límites conocido por sus numerosos Pisos. El crisol de los viciosos monstruos.
Queriendo fama y fortuna, incluso yo mismo me uní a
los temerarios Aventureros. Después de registrar mi nombre en el Gremio partir
de inmediato.
Levantando la espada que tenía en la mano, lo que
vendría al final sería una hermosa chica siendo atacada por un monstruo.
Los lamentos que resonaban, los sucios rugidos del
monstruo, el sonido de las filosas espadas saltando y volando.
El monstruo es derrotado, lo que quedaba era la linda
chica sentada en el piso y yo parado con una actitud genial.
Sus mejillas sonrojadas, sus hermosos ojos húmedos que
reflejaban mi figura, y el débil amor que brotaba.
A veces hablaría de mis aventuras de ese día con una
linda empleada del bar, forjando una relación.
A veces protegería a una chica Elfa de mis barbaros
colegas.
A veces prestándole una mano a una preocupada Amazona,
y uniéndonos en un equipo.
A veces haciendo que estén celosas por llevarme bien
con otras chicas.
A veces, a veces, a veces…
Lo que un hombre quien creció un poco desde un niño y
añoraba las historias de Héroes podría pensar.
Quería llevarme bien con una hermosa chica. Quería
relacionarme con hermosas mujeres de todas las razas.
¿El tener algunos pensamientos ingenuos, hasta un poco
perversos, como se esperaba, no es la naturaleza de un chico joven?
El querer un encuentro en el Calabozo, corrijo, ¿Está
mal querer un harem?
En conclusión—
Estaba equivocado.
¡¡Vooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo!!
--¿¡Hoooaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!?
El resultado de convertirme en Aventurero teniendo ese
tipo de pensamientos en mente, es que ahora estoy a punto de morir.
Básicamente estoy siendo perseguido por un Minotauro.
Ese monstruo quien no ha recibido ningún daño de mis
ataques como Lv. 0, está intentando devorarme.
Es mi fin.
No hay error, es mi fin.
Este es mi destino por estar obsesionado con delirios
obscenos y superficiales. Seré el alimento de una vaca.
Yo, quien pensé en querer ser cariñoso con hermosas
chicas, soy un idiota.
Hacerme rico rápidamente y tener a una chica hermosa
fue un sueño tras de otro. En el momento en que desee eso en un Calabozo donde
los muertos salen uno tras otro, mi final estaba decidido.
Aah, quiero llorar. Quiero regresar al momento en que
firme el registro de Aventurero en el Gremio mientras mis ojos brillaban y
mandarme a volar de un golpe.
Sin embargo física y fatídicamente ya era imposible.
¡¡Vuumuunn!!
--¿¡Deeeh!?
La pezuña del Minotauro.
Incluso si ese golpe por la espalda no atrapo mi
cuerpo, rompió el suelo y punto de apoyo también termino involucrado.
Tropezándome, caí sobre el piso del Calabozo.
¡¡V-Vouuu…!!
--¿¡Uwaaaaaaaaaaaaaa…!?
Habiendo caído sobre mi trasero, retrocedí
miserablemente.
Si las lindas chicas me vieran, se desilusionarían en
un instante. Al parecer desde el principio no tenía las cualidades para ser un Héroe
como los de los cuentos de hadas.
Mi espalda chocó contra la pared. Y me detuve.
El amplio piso al que llegue tras pasar por decenas de
pasajes. Y ahora fui acorralado hasta una esquina de ese espacio cuadrado.
Ah, voy a morir…
Mis dientes castañeaban y lágrimas salían de mis ojos.
El maloliente aliento del Minotauro rosaba mi piel.
Al mirar hacia arriba su cuerpo musculoso que era unas
dos veces más grande que yo, este mostro una sonrisa horrenda como la de un
loco.
—En conclusión, mi encuentro con una chica no llegó.
Mientras pensaba en lo mismo que me había acorralado hasta la muerte, mis ojos reflejaron la figura del monstruo que bajaba su pezuña.
Al instante siguiente, una línea corrió por el torso
de ese monstruo.
--¿Eh?
¿Voo?
El Minotauro y yo soltamos voces estúpidas.
La línea no se limitó al torso, sino que continúo
grabándose en su grueso pecho, la parte superior de su brazo con pezuña, sus
muslos, la parte inferior de sus piernas, su hombro y su cuello.
Solo pude ver la luz plateada al final.
Finalmente, el monstruo al que no había podido hacerle
ninguna herida, se convirtió en un montón de carne.
¿¡Guvoo!? ¿¿¡¡V-Voumooooooooooooooooooo————!!??
Su agónico grito resonó.
Las partes del cuerpo del Minotauro que fue cubierto
de líneas cayeron, escupiendo sangre y fluidos de un rojo negruzco mientras se
derrumbaban.
Bañándome en una ducha de grandes cantidades de
sangre, me quede pasmado sin poder moverme.
Mi entrepierna se sintió cálida.
Y húmeda…
--…… ¿Estas bien?
Lo que apareció en remplazo del monstruo vaca, fue una
chica que fácilmente podría ser confundida con una Diosa.
Su delgado cuerpo envuelto en un traje ligero de un
azul transparente. Y sus flexibles extremidades que se extendían desde su
armadura eran deslumbrantemente hermosas. Un peto de plata con un emblema que
contenía el bulto de su pecho que se destacaba a si mismo dentro de las
delicadas partes de su cuerpo, sus guantes con un emblema del mismo color, y una
Espada. Sangre goteaba desde la punta de su Espada que estaba dirigiendo hacia
el piso.
Su cabello dorado que se extendía rectamente hasta su
cintura poseía un resplandor que no perdería incluso ante cualquier tesoro de
oro.
Arriba de su delicado cuerpo incluso para una mujer,
estaba el inocente rostro juvenil de una chica.
Sus ojos que me miraban hacia abajo, también eran
dorados.
… Ah.
Una espadachín de cabello y ojos dorados vistiendo un traje azul.
Incluso yo quien era un Aventurero Lv. 0, sabia quien
era la persona frente a mis ojos.
Una Aventurera de Primera Clase perteneciente a la <Familia
Loki>.
Una Aventurera Lv 4 quien era admirada como una de las
más fuertes entre los humanos, no, entre las mujeres de diferentes especies.
La <Princesa de la Espada> Aizu Wallenstein.
--Err… ¿Estas, bien?
No estoy bien.
No estoy bien en absoluto.
Incluso ahora mi corazón parece que va a estallar en
pedazos, era imposible que este bien.
Mis mejillas ligeramente sonrojadas, mis ojos húmedos
que reflejaban su figura, y brotando ligeramente… no, ya era un gran amor.
Mis delirios se cumplieron, los roles estaban
invertidos, pero mis sentimientos estaban en su punto máximo.
Mi corazón en este momento fue robado.
¿Está mal querer un encuentro en el Calabozo?
En una nueva conclusión—
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